Pero, como dec�amos en la entrega anterior, los procesos de modernidad que funcionan bien en otros lugares, en M�xico los echamos a perder. Cuando en el a�o 2000 se instala un presidente de la rep�blica diferente al PRI, los estados de la rep�blica empiezan a gozar de mayores m�rgenes de libertad que el poder meta constitucional del presidencialismo les inhibi� durante toda la �poca posrevolucionaria.

Sin embargo, esa libertad sirvi� m�s para establecer feudos estatales, donde cada gobernador era un peque�o presidente de la rep�blica que hac�a y deshac�a, sin el freno del antiguo jefe m�ximo, que los pon�a en orden cuando ca�an en excesos o eran rebasados en su gobierno. En 2006 Oaxaca vivi� esa desventaja, un gobernador que perdi� los hilos del poder merced a su propia ineficacia, lo que sumi� a Oaxaca en m�s de medio a�o de anarqu�a.

Fue evidente que el gobierno pusil�nime de Vicente Fox permiti� tal situaci�n, en tiempos del presidencialismo, el gobernador ineficaz que creaba tales conflictos hubiera sido despedido por el Tlatoani. No se defiende el autoritarismo presidencial, pero es claro que los conceptos democr�ticos aqu� se tornan en contra.