Con la inteligencia y alteza de miras, heredadas de su padre Alfredo Nahum Vásquez Escamilla, Arturo Vásquez Urdiales enriquece nuestra propuesta de creación de un organismo local que coadyuve a la solución de los conflictos agrarios en Oaxaca.
Amablemente nos llamó telefónicamente para expresar su desacuerdo con la creación de la Secretaría de Asuntos Agrarios, a fin de despresurizar la distracción de las tareas sustantivas que genera la atención de estos conflictos a la Secretaría General de Gobierno.
Precisamos que el Pacto Federal faculta a los estados a coordinarse en la realización de acciones reservadas a la Federación en la atención de diversas materias, por ejemplo, en educación, salud e indígenas.
Además, a nadie interesa más resolver los conflictos agrarios que a los propios oaxaqueños, porque finalmente somos nosotros mismos los que ponemos los muertos y heridos. No se trata de crear un ente burocrático ineficiente más en el Gobierno de Oaxaca.
Por su importancia reproducimos las Breves consideraciones en materia de asuntos agrarios que nos hizo llegar generosamente nuestro querido amigo Notario Público.
Competencia:
La naturaleza de los asuntos agrarios, en general, son competencia de la Federación según disposición expresa del artículo 27 Constitucional y 1 de la Ley Agraria; su aplicación corresponde al Poder Ejecutivo Federal por medio de las instancias especializadas en ese tipo de asuntos; y para la solución de conflictos entre particulares o núcleos o comunidades agrarias al Poder Judicial de la Federación mediante los Tribunales Colegiados, Unitarios, ambos de circuito, o Juzgados de Distrito; y en especial y específico de los Tribunales Unitarios en materia Agraria. Dicha jurisdicción no es concurrente ni puede ser prorrogada; es exclusiva de la federación.
Lo anterior es así, en virtud que la injusticia en el campo, en la tierra campesina, fue uno de los motores y pilares ideológicos, políticos, culturales, (grandes pretextos) que dieron forma a la revolución mexicana, aunque, dichos motivos, de aquella época a la actual, prácticamente no hayan cambiado gran cosa. Por lo menos para bien de los sectores más jodidos de México.
Por ello, sostengo que la etapa histórica en México, denominada revolución, no fue más que un movimiento armado, que justificó en la medida de lo posible y entendible, ambiciones políticas y de poder y, luego venganzas, igual, políticas y de poder; no fue el nacimiento del México moderno, como muchos actores sociales, políticos y culturales argumentan, por el contrario, fue el naciturus no viable de lo que hoy vemos como un México, irremediablemente condenado a sucumbir en la violencia, verbal y física, el antagonismo sectario, la ambición y el hambre codiciosa de poder y dinero, la ausencia absoluta de valores éticos, morales, religiosos, familiares, culturales y de elemental justicia, particular y social. En ese escenario, destaca:
Realidad social: Por lo menos, en el Estado de Oaxaca, la intervención de las Autoridades Agrarias, administrativas o judiciales, en una gran medida se enfoca a la solución de dichas controversias, solo entre particulares. Los grandes conflictos entre dos o más comunidades agrarias, aun y cuando intervengan las autoridades agrarias o Jurisdiccionales en la materia, no solo no se arreglan, en muchas ocasiones se agravan, debido a la falta de capacidad de dichas autoridades o a la falta de voluntad de las partes en conflicto y en muchas ocasiones porque existen agentes externos (léase, caciques, líderes políticos, líderes religiosos, líderes sociales, ONG's, guerrilla, narcotráfico, en el ámbito estatal, regional o municipal y en otros estratos, sectas u organizaciones nacionales o internacionales gestoras de un nuevo estatus social) a los que no conviene la solución del conflicto y propician la permanencia del mismo y muchas veces su agudización, llegando al grado de fomentar enfrentamientos armados con lamentables y mortales consecuencias.

El Gobierno del Estado de Oaxaca, no tiene competencia para conocer de asuntos agrarios. Menos presupuesto. Arrogarse la intervención en este tipo de asuntos es complicar por mucho la ya de por sí álgida situación en la que se encuentra el Estado.
Amén que, sería hartamente difícil, por lo menos en este momento político, contar con la voluntad y apoyo de los que mandan acá, para el correcto desempeño de la entidad gubernamental encargada de la solución de dichos conflictos, con independencia que exista personal con las condiciones de experiencia, capacidad y autoridad moral para desempeñar dichos puestos, que por el momento no los hay.
Recuento de los daños: Sin embargo, pese a no tener competencia en este tipo de asuntos, tiene que afrontar todas y cada una de las consecuencias de los mismos.
La Secretaría de Asuntos Agrarios, pudiera intervenir, en acatamiento a diversas disposiciones que la regulan, pero solo como amigable componedor, sin que su intervención sea vinculatoria.
Conclusión: A pesar de que por Ley, desde el más alto nivel constitucional y de paso por toda la legislación secundaria, la competencia en asuntos agrarios está reservada a la Federación, el Estado, resiente las consecuencias de hecho, de dichos conflictos, no solo en el ámbito físico-material -de integridad física- de sus habitantes involucrados en el conflicto, sino que impacta hasta niveles económicos y de inversión, de desarrollo social, humano, cultural y económico, sin que la federación haga algo para solucionarle.
PROPUESTA.-
Es por ello, que, sin invadir las competencias administrativa y judicial de la Federación, el Estado, en uso de su Soberanía Nacional y autonomía en cuanto a su régimen interior, puede ser, mediante una entidad CIUDADANA arbitral, con suficiente Autoridad, política, administrativa, moral, quien proponga la solución a dichos conflictos, y que su resolución arbitral, efectivamente sea vinculatoria y al tiempo fundamento y motivo, en su caso para sustentar las sentencias de los tribunales unitarios en materia agraria. En dicha entidad, para que tenga suficiente autoridad moral, deberán ser integrados todos los sectores sociales, económicos, culturales, religiosos, indígenas, de género, que existan en la sociedad, menos políticos.
Dicho organismo, bien pudiera aglutinar en el seno de sus funciones, las de regulación de la tenencia de la tierra, urbano y rural; bien pudiera también, ser la responsable de las reservas de tierra a favor del Estado; debiendo sus arbitrios contar con fuerza coercitiva, para efectos de cumplimiento forzoso.
Se trata, finalmente, de dar forma jurídica a muchas intervenciones fácticas del Estado en dicha materia, las que, desde luego, al no contar con un marco normativo, son letra muerta y queda la intervención pública sujeta a la voluntad de los particulares, grupos, comunidades, lideres de toda índole y hasta del crimen organizado, amén de aquellos grupos internacionales que propician el caos como medio para conseguir el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial (Illuminatis), brazo ejecutor de las siete familias dueñas de la economía mundial.
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