Los odios inexpugnables entre la familia priista chapulinera, semejan un gran dique que pretende impedir al tricolor trascender de la era jurásica a la nueva generación de políticos que podrían revitalizar al vetusto partido ¿Que no siempre han gritado que quieren caras nuevas?
La decisión de quien encabeza “el cambio generacional” que gobierna Oaxaca, fue “destapar” al joven Raúl Bolaños Cacho Cué, para buscar el Senado. Lo hizo. Así son las reglas.
El ex gobernador Ulises Ruiz intentó, infructuosamente, torpedear algo tan común en los usos y costumbres de este partido ¿Acaso los Senadores no han surgido del gran dedo elector del momento?
Los métodos en el PRI no han variado. Por eso sorprende que hoy Ulises Ruiz vaya contra las prácticas que él mismo vigorizó. Curioso ¿verdad? Curiosa también su ironía al considerar al PVEM solamente una sigla utilitaria.
Apuestas tan temerarias como eso de que “si no hay consulta a la base habrá rebelión” es una vieja cantaleta que, para nada, espanta al dinosaurio que, aunque vaya al despeñadero, sus ritos serán los mismos.
No salga ahora Ulises con que no fue él mismo beneficiario y dador de ese dedazo capaz de dar o quitar, dueña del futuro y las vidas de los políticos. Así lo hizo José Murat cuando destapó al mismo URO candidato a gobernador. Que cortedad de memoria.
DELINCUENCIA ORGANIZADA
Ayer circuló en las redes sociales un video donde Victorio Ramírez Malpica, fingido líder de la Unión de Productores Agropecuarios de la Cuenca del Papaloapam, confiesa ante supuestos raptores, la manera en que estafaba a los agremiados de su organización “social”.
De acuerdo a lo que se escucha y se ve en ese video, Victorio acepta que cobraba cuotas de mil hasta diez mil pesos a campesinos afiliados. Prometía obras hasta de un millón de pesos que nunca hizo. La mayor parte el dinero que estafaba a sus asociados, lo entregaba a un tal Roberto Rosario que desde Jalapa, Veracruz, invento la ficticia unión de productores.
Era parte de la estafa a los campesinos. La mejor parte la obtenían del gobierno mediante la presión de las marchas y plantones. Es el modus operandi de casi todas las llamadas organizaciones “sociales”. La Sedesoh, en el gobierno de Gabino Cue, alimentó la voracidad de este tipo de agrupaciones. Con la idea de bajar un poco la beligerancia en las sistemáticas marchas, plantones y bloqueos y mantener supuesta “lealtad” al gobierno, llegó a entregarles, a fondo perdido, hasta 2 mil millones de pesos anuales. En tiempos electorales como los de este momento, la cifra se incrementaba.
Esa práctica fue constante en el sexenio pasado al grado de que se volvió costumbre. Funcionarios de la Sedesoh y otras dependencias, comentan que esas organizaciones “sociales” -unas 800- , principalmente las que orbitan alrededor del cartel 22, cada principio de año presentan un “techo financiero” de cientos de millones de pesos y, en tono de advertencia, hasta apremian incremento a cambio de no “accionar.
En este inicio de año no han tenido respuesta porque tampoco quieren sujetarse a algunas reglas de transparencia. Además, el gobierno está en etapa de austeridad total, como sucede en cada víspera de elecciones. A esto se debe la movilización cotidiana con bloqueo de carreteras, toma de oficinas públicas y manifestaciones en todo el estado.
Ayer, por ejemplo, Antorcha Campesina generó caos vehicular por sus bloqueos en diferentes puntos.
Aun con el desconcierto que provocan, Antorcha y otras organizaciones se manifiestan sin rebasar los límites de la tolerancia. Pero hay otras con expresiones prácticamente delincuenciales como la llamada Codedi (Comité por la Defensa de los Derechos Indígenas), que comanda Abraham Ramírez Vásquez. En la regla de que la violencia genera mayor violencia, la noche del pasado lunes cuando su dirigente y un grupo de sus colaboradores, egresaban a Xhanica, fueron emboscados. Murieron tres jóvenes y Abraham resultó herido.
Una de las principales líneas de investigación del ataque armado, es la venganza. Muchos agravios se atribuyen a los de la Codedi por lo que no se descarta algún desquite.
Merced a la impunidad y la excesiva tolerancia que les permitía el gobierno, esta organización llegó al extremo de operar como delincuencia organizada.
Su última “hazaña” fue el secuestro del indígena chatino Juan Carlos Martínez Ramírez por atreverse a contender y ganar la presidencia municipal de una comunidad de la región de Xhanica, contra la oposición de Abraham Ramírez. Hasta que intervino la Secretaría General de Gobierno, aceptó liberarlo después de casi una semana de cautiverio. Amenazaban retenerlo 75 días supuestamente porque este número de firmas había falsificado para ganar la alcaldía.
Luego de aceptar la liberación del secuestrado, Abraham y sus guardaespaldas, retornaron hace cinco días a Xhanica pero en el camino fueron emboscados. Asesorado por grupos rijosos del cartel 22 y agitadores como Flavio y Orlando Sosa, están politizando el atentado. Los tres muertos fueron utilizados para cerrar el aeropuerto de Huatulco y la carretera. Otro grupo de la Codedi, se plantó en el zócalo de esta capital.
Los actos extremos de esta organización y su dirigente, van desde los asesinatos hasta le toma del zócalo de la capital con grupos de campesinos blandiendo machetes. El pasado día primero cerró por tres días carreteras y oficinas públicas en Pochutla y Puerto Escondido.
En diciembre del año pasado, con machete en mano cerraron el aeropuerto de Huatulco generando gran malestar entre los prestadores de servicios turísticos. En Julio del 2015 alcanzaron la osadía que ningún otro grupo de presión ha hecho. Bloquearon la zona sureste de la capital y sus macheteros se atrevieron a correr a los turistas del zocalo y sus portales. Con la misma estrategia del machete en mano, en diciembre del 2016, tomaron oficinas de la Sagarpa y retuvieron a los trabajadores.
Sus violentas manifestaciones son para exigir recursos al gobierno y cuestiones tan absurdas como bloquear Huatulco para que les regresen 22 mil hectáreas de terrenos que, supuestamente, pertenecen a San Miguel del Puerto. Destrozaron vehículos y secuestraron policías durante esa movilización.
TEMERARIO
En diciembre del 2014, el dueño del Codedi, se atrevió a una de sus acciones más temerarias. En plena temporada vacacional sitió Huatulco con el mismo pretexto de los terrenos que Huatulco le quitó a San Miguel del Puerto.
Unos días antes de ese mismo año, el tal Abraham, con lujo de violencia despojó con sus huestes 2 autobuses a unos turistas cerca de Pochutla y los abandonaron en despoblado.
Lo raro es que con todo este historial de delincuencia organizada, Abraham sigue operando con gran impunidad.
