Ante la insistente guerra de encuestadoras para poner a la cabeza de las preferencias electorales al candidato que, obviamente, les paga y al acercarse el uno de Julio, Oaxaca debe estar alerta. No vaya a terminar contagiado de ese peligroso síntoma conocido mundialmente como “síndrome de Estocolmo”. Es decir, puede terminar amando (darles su voto) a los que han secuestrado, violentado, incendiado, nuestra aún hermosa ciudad además de haber impedido a niños y jóvenes su derecho a la educación pública.

Así definen el mal: “el síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su captor. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del agresor.1 Según datos del FBI, alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios recogidos en su base de datos experimentan esta reacción. Las víctimas que experimentan el síndrome muestran regularmente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores; mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales o quienes se encuentren en contra de sus captores. A la vez, los propios secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes”.

No hay que olvidar el 2006. Sitiaron la ciudad con las barricadas, quemaron la sede del Poder Judicial, hermosas casas históricas particulares y cientos de carros ardieron en las calles como signo de la brutalidad de las huestes Lopezobradoristas que, primero, escalaron a Gabino Cue al gobierno mediante el terrorismo que sembró la APPO. Hoy quieren repetir la “hazaña” con el Peje AMLO. Ya lanzaron su primera amenaza: Abajo la Reforma educativa, regresión del IEEPO y toda la estructura educativa de Oaxaca a las manos de los capos del cartel 22. Es decir, permitir que sigan traficando con las plazas, que contraten como maestros a los más neófitos en pedagogía pero aptos para el activismo político sindical; que el cartel 22 califique la lucha guerrillera, no el conocimiento pedagógico.

Oaxaca, víctima de las barricadas, del bloqueo de calles y carreteras, del cierre de escuelas públicas durante casi todo el año 2006, mientras los hijos de Flavio Sosa y demás cabecillas de la APPO y del cartel 22, se educaban en escuelas privadas.

Oaxaca hoy tiene la oportunidad, mediante el voto, de expresar desprecio a sus vándalos secuestradores. La amenaza de cerrar nuevamente las escuelas públicas y desestabilizar confirma que en Oaxaca se rompe la regla que menciona el FBI. Estos plagiarios no muestran ningún tipo de sentimiento positivo hacia los rehenes. Volverán a cerrar escuelas, calles carreteras mientras el gobierno no les renueve su flotilla de coches, camionetas de lujo y autobuses, si no les construye un hotel en la playa y da plazas a sus activistas recién contratados. Es lo que están exigiendo. Lo más arriesgado es que el gobierno ceda a liberar a los “maistros” procesados por el secuestro de los niños Candiani. Decir esto no es aventurado. El mismo Peje dijo en Guelatao, vamos a echar abajo la Reforma educativa, vamos por la libertad de los “presos políticos”.

El reparto de candidaturas confirma que detrás de todas estas hazañas de odio está la mano de López Obrador. Aún no llegan al poder pero ya se reparten el pastel.

PURO IMPRESENTABLE

Si con Gabino gobernador obtuvieron buena tajada del presupuesto del estado, con El Peje no puede ser diferente. Sus activistas, como sicarios, tienen que cobrar.

Esto explica que AMLO haya regalado una diputación plurinominal a Arcelia López Hernández. No es gratuidad, esta dama es hermana de Eloy el capo mayor del cartel 22. Para disfrazar el trato mafioso, éste dice que “aunque gane López Obrador, las movilizaciones de la CNTE continuarán”. Tal declaración causa hilaridad. Oaxaca sabe que todo “accionar” del cartel 22 se deriva de una orden del Peje.

No pocos observadores coinciden en que los dirigentes más atrevidos del cartel 22 piden impunidad a López Obrador. Buscan ser diputados del partido Morena para dos cosas: mantener su salario de maestro y que la ley no los alcance por haber encabezado las acciones de desestabilización.

El Peje paga así a sus sicarios, lo grotesco es que los oaxaqueños los acepten y hasta les den su voto. AzaelSantiago Chepi, fue capo mayor del cartel 22 y hoy es candidato a diputado a pesar de que fue denunciado penalmente por los delitos de allanamiento de morada, golpes y amenazas de muerte en contra de María Lorenzo Estrada y Víctor Manuel Roldán, según consta en la averiguación 455/HC/2012.

Santiago Chepi fue acusado en 2016 por la Procuraduría General de la República (PGR) de lavado de dinero por haber “institucionalizado” los moches al cobrar una cuota a empresas que prestaban dinero a los maestros. Además que de acuerdo con registros oficiales, en 2017 Santiago Chepi cobró 287 mil pesos por su supuesta labor docente sin haber estado frente a un grupo.

Irán Santiago Manuel es otro “maistro” temerario. Fue auxiliar de la Comisión de Pagos de la Coordinadora donde se hizo multimillonario quitando “moches” a sus compañeros. AMLO lo hizo candidato plurinominal a pesar de las denuncias en su contra por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, toma de edificios públicos y robo a salarios de maestros por más de 30 millones de pesos. Aunque se dice “democrático” siempre operó embozado para Ulises Ruiz y Eviel Pérez Magaña, actual titular de Sedesol.

Personajes tan siniestros reaparecieron en Guelatao al lado del Peje AMLO. Aunque presumen “honestidad valiente” recibieron sonora rechifla de los militantes de Morena.